Suele encontrarse en aquellos tratamientos que buscan aclarar las manchas, regular la producción de sebo o limpiar en profundidad la epidermis.
Actúa como un exfoliante químico en la piel, por lo que ayuda a prevenir la aparición de puntos negros y acné, quita las capas más superficiales y unifica el tono del cutis, disminuyendo el color oscuro. El ácido salicílico también posee propiedades antibacterianas, ayuda a la producción de colágeno, suaviza o elimina líneas superficiales ocasionadas por el sol o el envejecimiento y calma rojeces.